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MÁS ALLÁ DE LA PANTALLA: ¿TE CONECTAS O TE DESCONECTAS?
- 09/16/2024
- Publicado por: Cristian Llumiquinga
- Categoría: Artículos
Artículo de opinión – Educación virtual
MÁS ALLÁ DE LA PANTALLA: ¿TE CONECTAS O TE DESCONECTAS?
“En el desafiante mundo de la educación virtual, la pantalla se convierte en un puente hacia el conocimiento o hacia el caos”
La sociedad, puede ser comparada con cualquier organismo viviente, que se encuentra en un estado perpetuo de trasformación, entre los cuales se destaca la transición gradual hacia una etapa “La Era Digital”. Uno de los aspectos más notorios de esta transición ha sido la introducción de la Educación Virtual en los distintos niveles educativos. Sin embargo, este cambio no ha estado exento de desafíos significativos que han impactado a sus diferentes actores, como son los estudiantes, docentes y padres de familia a los cuales me referiré como la “Trinidad Educativa”.
La transición de la educación presencial a virtual ha sido un cambio fuerte, comparable a la sensación de sumergirnos en la profundidad del océano donde cada uno de los integrantes de esta trinidad, han tenido que aprender a nadar nuevamente. El esfuerzo por adaptarnos a una nueva realidad ha sido titánico, los retos que enfrentamos y enfrentaremos muchas veces son abrumadores. Sin embargo, la necesidad de seguir aprendiendo, descubriendo, mejorando a impulsado que la sociedad inmersa en este reto busque soluciones creativas y colaborativas.
Uno de los retos a combatir es la brecha digital que se cierne como una sombra sobre nuestra educación, profundizando las desigualdades sociales ya existentes en nuestra sociedad, miles de estudiantes, especialmente aquellos que viven en zonas rurales o en hogares con pocos recursos, se ven obligados a presenciar las clases virtuales desde la orilla, sin poder sumergirse en el aprendizaje. La falta de un computador, de una conexión estable a internet o simplemente de un espacio tranquilo para estudiar, les impide participar activamente lo que limita sus oportunidades. Según el INEC, solo el 37,17% de los hogares ecuatorianos cuenta con acceso a internet, y en el área rural esta cifra desciende a un preocupante 16,07%, esta realidad pone en evidencia la urgencia de cerrar esta brecha digital para garantizar una educación equitativa y de calidad.
Otro de los retos a cubrir es la desconexión emocional, la cual se vuelve palpable en los Entornos Virtuales de Aprendizaje (EVA); las interacciones sociales son aquellas que permiten un desarrollo integral, primordialmente en las primeras fases de la educación; por ende, al estar inmersos en la educación virtual por un tiempo extendido
estas habilidades tienden a disminuir, generando un impacto negativo en el desarrollo del bienestar emocional y en la construcción de habilidades sociales.
Por último, hablar de la falta de motivación y como esta se convierte en un enemigo silencioso que sabotea el aprendizaje en línea. Sin la energía, sin el entusiasmo de un aula presencial, muchos estudiantes sienten desinterés, desmotivación, distracción, entre otras. Las clases virtuales, por muy innovadoras que sean, no pueden suplir la conexión humana que se establece en un salón de clases. El resultado es un proceso de Enseñanza Aprendizaje (EA) fallido, donde el conocimiento se diluye entre notificaciones, juegos y distracciones.
Enfrentar estos desafíos inherentes a la educación virtual se ha convertido en una tarea monumental para los docentes, quienes asumimos la vanguardia en los procesos de Enseñanza Aprendizaje (EA), para garantizar una educación de calidad; sin embargo, la realidad del Sistema Educativo en este contexto se muestra implacable.
Si ya en el entorno presencial los docentes dedicamos numerosas horas a planificar, crear material didáctico, diseñar actividades, calificar, brindar recuperaciones y refuerzos, la transición a la educación virtual multiplica este esfuerzo.
Imagínense a un docente como un malabarista, tratando de mantener en el aire múltiples tareas al mismo tiempo. Planificar clases innovadoras, responder preguntas, corregir trabajos, todo mientras se adapta a las constantes actualizaciones de las plataformas educativas. La educación virtual ha convertido esta tarea en un desafío aún mayor. Detrás de cada sonrisa en una videollamada, hay un docente que se esfuerza al máximo para brindar una educación de calidad. Pero esta labor no puede sostenerse a largo plazo si no contamos con el apoyo necesario.
En conclusión, la educación virtual en Ecuador es como un barco a la deriva en un mar lleno de tormentas. La brecha digital, la falta de motivación, la sobrecarga de trabajo docente son las olas que lo amenazan. Pero este barco no está condenado al naufragio. Con una brújula clara y un equipo unido, podemos navegar hacia un futuro donde la educación sea un faro de esperanza para todos. Necesitamos políticas públicas que iluminen el camino, recursos que fortalezcan la embarcación y un compromiso colectivo para poder así, llegar a un puerto seguro.
Llumiquinga Loachamin Cristian Eduardo Magister en Innovación educativa Docente Ciencias Sociales
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